Salgamos a caminar

Gente mierda hay en todos lados, probablemente usted no tiene la necesidad de salir de su propia casa para llegar a disgustarse respecto de las actitudes de los demás. O sea, imagínese cómo será cuando uno sale a la calle. Yo le voy a decir “cómo será”: La gente llega a un nivel tan bajo, llega a tal punto el egocentrismo, la indiferencia, que incluso no saben caminar.

Ahora bien, es obvio que no me refiero al noble de caminar propiamente tal, a saber: Colocar un pie delante del otro desde el punto A hasta llegar al punto B, sino que más bien me refiero al uso que hacen los peatones del espacio que para ellos fue destinado exclusivamente.

En un día normal salgo de mi casa y camino por la vereda unas dos cuadras hasta llegar al paradero, sólo en ese trayecto me suelo encontrar con el primer problema: El lado por donde uno camina. Naturalmente, si uno va solo se tendrá la inclinación a caminar por el centro de la vereda tal como si se tratara de un camino de nuestro uso único, no obstante al venir otra persona de frente, lo más normal es que uno se corra hacia su derecha y que la persona que viene en contra haga lo mismo, esto con el fin de evitar esos improvisados bailes que se suelen dar cuando dos extraños no se ponen de acuerdo sobre el lado que utilizarán al encontrarse de frente (por cierto, son tan chistosos…). Ahora, lo precedente no es tan terrible, pero me parece útil que la gente lo sepa para que tanto usted como yo nos ahorremos futuras molestias.

Otra que me causa algo de gracia sucede en el momento en que uno va caminando, atendiendo sus propios asuntos, cuando de repente, sin previo aviso, cuando uno menos se lo espera, desde una tienda o entrada perpendicular sale alguien como si fuera el rey de las calles dejándole a uno sólo unos milisegundos para reaccionar, lo cual no es raro que termine en un choque en donde uno va a tener la culpa siempre, ¿le suena familiar?

En tercer lugar hay algo que realmente me molesta cada vez que lo presencio: Cuando la gente se queda parada en la calzada por A, B o C motivo, hay de todo. No falta el hueón que se pone a pensar en la mitad de la calle, o el que se pone a descansar un ratito, el gil que se queda mirando algo, los mierdas que se les ocurre detenerse a sociabilizar (esa es típica de los estereotipos) etc., etc., etc. Esto no me molestaría si no fuera porque estos hueones, al desempeñar cualquier actividad en la acera que no sea caminar, me bloquean el puto paso y tengo que dar la puta vuelta pa’ seguir mi puto camino, bien claro ¿no? Y lo peor es cuando hacen esto mismo en un lugar aún más incómodo como en las escaleras del Metro donde simplemente y de manera expresa tapan la pasada, personalmente quedo atónito con la estupidez que demuestra la gente que hace esto.

Otra similar a la anterior procede toda vez que estamos usando una vereda en la que perfectamente caben dos o tres humanos y no más. Entonces la gente, ¿qué es lo que hace? Camina de a dos o de a tres, muy lógico. El problema en esto es que yo soy un hueón que camina más rápido que la generalidad de la gente (razón por la cual, inevitablemente, me cae mal la gente que camina excesivamente lento), entonces nunca falta el grupito que va de a dos o tres (Esto me pasa mucho cuando voy llegando a la u, en la vereda de la misma, y donde pasan todos los putos irreverentes) y como los hueones van en su onda, no pescan nada más que no sea cualquiera sea la banalidad de turno que vayan conversando, entonces si viene un pobre hueón atrasado para las clases, o alguien que está que se caga o simplemente alguien que camina más rápido; no tiene más opción que pasarles por el lado o toser para que despierten los muy pavos o simplemente insultarlos por lo idiotas que son, generalmente tomo la primera opción, pero les doy una cucharada de su propia medicina y me convierto en un hueón que da lata que camine delante de ti, ya sea zigzagueando o tirando tierra, fumando, siendo impredecible etc. (eso me divierte mucho).

Podría estar toda una vida describiendo situaciones típicas similares a las ya mencionadas, pero realmente no vale la pena hacerlo. La idea acá es que usted, mi estimado lector, tome conciencia del verdadero submundo que se puede advertir por el sólo hecho de poner sus patitas en la calle. Es obvio que exalto las conductas acá tipificadas, sin embargo eso no quiere decir que no sean reales, como siempre, le recomiendo que haga usted mismo la prueba y se fije lo realmente molesto que pueden llegar a ser situaciones que probablemente y de manera inconsciente usted decide ignorar o no darles mayor importancia. Bueno, para eso estoy yo en todo caso.

Un saludo a todos los marginados, excluidos, inadaptados e incomprendidos sociales, cambio y fuera.