miércoles, 23 de marzo de 2011

Un viejo conocido

Admito que me considero un hueón perseguido, en general siento que la gente me agrede o por lo menos me mira peyorativamente en la calle.

Imagino que esto ha contribuido me acaezcan algunas experiencias que, por lo menos yo, considero cómicas.

Una clásica es cuando me insultaron por andar con una polera de Bowie en la calle. Bueno, en realidad no me insultaron, pero exclamaron a todas voces, un grupito de minas que por ahí pasaban, “¿Y quién chucha es Bowie hueón?”. Por último me pudieron haber preguntado, era obvio que yo sabía, pero sólo lo gritaron con molestia. Qué raro hueón.

Bueno a lo que iba es que el otro día me encontré en la micro camino a la universidad con un, digámosle, “excompañerodecolegio”. Era un tipo que yo conocía y él a mí, sin embargo nunca hablamos mientras estuvimos en el colegio de suerte tal que no era menester que nos saludáramos ni nada de eso. Cada uno estaba consciente de la existencia del otro, eso es la relación o el vínculo, si usted lo quiere, que nos une.

Como sea, durante el camino el hueón este, a quien llamaré Pablito de aquí en adelante, se encontró con una conocida o amiga no sé y se pusieron a conversar hasta que llegamos a nuestra parada, sin saber yo que bajaríamos en la misma, de lo cual usted, mi estimado lector, puede colegir que asistimos a la misma universidad (no a la misma carrera, gracias a diosito).

Ok, no problemo man, puedo vivir con eso. Total ni lo conozco, sólo sé que es un estereotipo y por ello, probablemente, no le gusta la misma mierda bizarra que a mí sí, pero con eso no hay problema. Ahora, como usted, mi lector, ya sabe la gente camina lento en la calzada que nos lleva a la universidad (o yo camino rápido, como sea) y es por eso que, si bien al bajarme de la micro lo hago tranquilo y prendo un cigarrillo con toda calma, apenas estoy listo avanzo a toda velocidad (a toda velocidad caminadora, por cierto) hacia mi institución educacional y hueá. Como yo le doy ventaja a todo el mundo al bajarme lento, es mi deber alcanzarlos y dejarlos atrás al son de mi rápido caminar.

Así que llega el punto que adelanto a Pablito y a su bitch, que seguían conversado, y aquí llega el momento determinante, el momento que define a una persona como El Cerdo si ustedes así lo quieren. Mi estimado lector, usted debe saber que tengo un oído increíblemente fino y es por esto que apenas adelanté al par de hueones pude escuchar a Pablito diciéndole a su amiguita: “A ese hueón yo lo conozco, es un saco huea” a lo que su amiga responde: “Sí qué onda ese hueon…” En ese momento dejé de escuchar porque me encontraba muy lejos para hacerlo.

Es obvio que acá hubo una acusación injusta, ya he manifestado que con Pablito ni si quiera intercambiamos una palabra durante la instancia que ello pudo haber pasado. Es decir, el huéon no me conoce, no tiene idea de nada, absolutamente nada, del tipo de persona que soy yo. Lo encuentro injusto, no veo por dónde su actitud puede ser válida. Puta el hueón como las hueas, hueón. Por último si el hueón se siente inseguro y tiene miedo de ser como realmente es, que se quede con sus amigos vacíos y su ropa de payaso, pero no tiene que venir a hueiarme a mí por la cresta po' hueón.

Y otra hueá que me sorprende aún más es la respuesta de la perra que lo acompañaba, dice “Sí, qué onda ese hueón”. “Sí”, es decir reafirma la hueá que dijo Pablito, esto es peor aún ya que ella sí que no sabe nada de nada, sólo cómo me veo físicamente, que fumo y que puedo caminar, nada más. Entonces es insólito, cómo chucha, qué hueá pasa por sus mentes al juzgarme de esa manera hueón. ¿Qué?

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