jueves, 15 de julio de 2010

A mí me da lo mismo.



Hace unos meses fui testigo de una situación que me parece pertinente compartir aquí. Era un día miércoles del semestre recién pasado y como todos los miércoles tenía una clase en la mañana, entonces salía de mi casa y caminaba al “bus de acercamiento” (insisto que no son de acercamiento sino que “bus de dejarte justo a la entrada de la u”) y, al llegar el bus, caminaba hasta mi aula de clases. Eso es una rutina.

Generalmente este momento en el que uno llega a la clase y ésta no ha empezado todavía se presta para que la gente sociabilice y, lo crean o no, yo hago eso en este lapso. Así que como todos los miércoles en la mañana me encuentro hablando un poco con mis compañeros cuando empiezo a notar algo raro, algo en el ambiente. Es algo que me molesta como una mosca que huevea en la comida, pero no podía saber qué, por lo que no le di mayor importancia.


Después de un rato uno de mis compañero se percata y le dice a esta niñita (a la que llamaremos Javierita) –“Oye Javierita, ¿qué onda? 'Tay como de allá pa' acá… Ahhh, no vinieron tus amigas po'


Claro, eso era. En resumen, Javierita se junta siempre con sus dos compinches y ese día no habían ido por lo que la pobre Javierita se encontraba sola y no quería que nadie lo notara, razón por la cual andaba como un pica flor de un grupito de conversa a otro. “Forzando la buena onda”, como me gusta denominarlo. Muy penoso.


Luego del comentario que me abrió los ojos, salí rápidamente al ataque y le dije lo que yo pensaba que ella pensaba (se entiende ¿no?). Le pregunté por qué tenía que estar forzando la conversa (lo cual se notaba demasiado), por qué no podía ser digna y estar tranquila hasta que empezara la clase o llegara una de sus amigas, si es que eso llegaba a ocurrir. Me preguntó entonces si yo esperaba que ella se quedara sola así “toda penosa” a lo que le respondí que sí, eso es exactamente lo que esperaba, que lo que verdaderamente es penoso es precisamente lo que ella estaba haciendo (sin perjuicio de que uno puede estar solo “todo penoso” o simplemente estar solo) y le dije que además eso es exactamente lo que yo hago cuando me encuentro en la situación precedente, lo cual fue respaldado por una de mis testigos.


Cerrado el tema con Javierita seguí hablando con una compañera, que me reafirmó lo que yo pensaba que ellos (estereotipos, estereotipas y gente realmente sin vida en general) pensaban. Es cierto, a esta gente no le gusta estar sola, pero no por el hecho mismo de estar solo, sino que por la horrible vergüenza que deben pasar al estarlo, a saber; que los vean sin amigos. Quieren evitar a toda costa que le gente piense que son rechazados por el común de la misma y si lo anterior es verdad, entonces no vale la pena darle importancia a un hueón solo, eso piensan que los demás piensan y esto, para más remate es verdad, la gente piensa eso.


Teniendo en cuenta todo lo anterior realmente hay que tener huevos para atreverse a sentarse un rato solo en la u, imagínense lo que la gente va a pensar de ustedes, las cosas acá expuestas e incluso peor.


Como es natural es cosa que ustedes se fijen no más para que sean testigos de situaciones similares a la que acabo de relatar porque esto pasa siempre y como no hay nadie que realmente sea amigo de todos, nos pasa a todos.


Concluyo: ¿Se puede ser más hueón?

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