Les tengo una bien wena. Imagino que recordarán el episodio con Pablito, el hueón ese que me trató de saco huea sin fundamento alguno.
La hueá es que hace dos días lo vi por ahí merodeando en la universidad, pero había algo que me llamó la atención: El hueón andaba con dos muletas y un yeso en su pierna derecha hasta el comienzo de la rodilla.
En ese momento encontré que el hecho que estaba presenciando era más jocoso que la mierda y me alegré profundamente de la desgracia de este individuo, realmente me regocijé de verlo con tantas dificultades para caminar.
Su cara, sin embargo, seguía como si nada, onda: “Sigo siendo el súper perro zorro de la hueá”, no obstante lo cual su mediocre pseudo-caminar me bastó, priceless.
Es obvio que la lección acá es clara, el karma es una perra. Sinceramente encuentro que este hueón merecía romperse su pata culiá y pienso que fue Dios mismo quien partió el cielo, bajó y con sus propias manos destrozó el frágil hueso de Pablito en orden a restituirme por los daños morales de los que fui víctima por la reprobable actuación de este sujeto.
Me pregunté, también, ¿quién es el saco hueá ahora?, acto seguido bailé un pequeño paso de twist así como un Moonwalk, cosa que Pablito jamás podría hacer en estos momentos, por Dios si hasta bañarse o pegarse un caque debe significar un mundo de dolor para él, qué bueno.
Hoy lo vi nuevamente con sus extensiones metálicas en los brazos, imprescindibles para una persona en su deplorable estado, se encontraba esperando el ascensor, no le quedaba otra.
Fuckin' A.
ResponderEliminarNo pude evitar reirme con "fue Dios mismo quien partió el cielo, bajó y con sus propias manos destrozó el frágil hueso" uwjajajajajajaja
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